El Espíritu Santo nos auxilia en todo momento y esta crisis sin duda alguna nos ha hecho levantar los ojos al cielo. Creo que con frecuencia comentamos y quizás anhelamos que esta situación que vivimos frente a la pandemia nos vuelva mejores personas. Pero también sabemos que eso no se dará por arte de magia.
Ya quisiéramos un día acostarnos y al día siguiente levantarnos viviendo plenamente aquella virtud o cualidad que sabemos nos hace falta, que haría que nuestra vida sea más sencilla.
El cambio interior, no se da sin una toma de conciencia del mal, y de cómo este nos afecta. Junto a ello está la decisión acompañada de la fuerza de voluntad para dar el paso y sobre todo entender que solos no podemos.
Es por esto que quisiera compartirte cuatro cosas que podemos pedirle al Espíritu Santo para que esta crisis, nos transforme para bien y nos ayude a discernir, elegir y actuar mejor.
1.Espíritu Santo, recuérdame siempre que necesito tu ayuda
«Porque separados de mí no podéis hacer nada» Jn. 15, 5. Él se hace presente por medio de su Espíritu Santo y también a través de personas concretas que nos ayudan, acompañan y aconsejan.
Sumergidos en un mundo que ha obviado a Dios nos hemos acostumbrado a pensar o vivir de una forma que hace muy difícil poder ver con claridad el mal y cómo este nos afecta.
Esta ha sido parte de mi reflexión, ver cómo en medio de esta pandemia encontramos personas que se están aprovechando de ella. Tal vez para sacar un beneficio económico ponen en riesgo la salud y la vida de otros, y la de ellos mismos por consecuencia.
Qué difícil entender esta actitud, el corazón duele. Pidámosle al Espíritu Santo que nos permite tenerlo presente en cada una de nuestras acciones, que siempre estén encaminadas al bien y que obremos honestamente.
2.”Mira el vacío del hombre si tú le faltas por dentro”
Qué actual, qué viva se hace esta plegaria en nuestros días.No se trata de señalar, creo que también sucede en la experiencia de cada uno, quizás en menos proporciones, luchar contra algún pecado o defecto que está enraizado en nosotros.
Porque si uno, no tiene al Espíritu Santo en su corazón, reinan otros espíritus o fuerzas que no son buenas. Por ejemplo, el egoísmo, la indiferencia, el espíritu de la codicia, y otros más que están presentes con tal fuerza en la sociedad, que se van impregnando en nuestro ser si no estamos atentos.
Te pido que llenes el vacío que hay en mi interior, que no permitas que me incline por el mal, que coopere o aconseje a otros a tomar malas decisiones. Que esta crisis me ayude a ver el vacío de mi corazón, de mis decisiones o de las acciones que he tomado a lo largo de mi vida y que han hecho sufrir a otros. ¡Quiero ser agradable a la mirada de Dios!
3. Espíritu Santo, que mi actuar sea reflejo de tu amor
Durante este tiempo de pandemia hemos visto de todo. Nos hemos encontrado con personas que fabrican mascarillas fraudulentas, poniendo en riesgo la vida de los demás, de los médicos o del personal sanitario que está sirviendo y ayudando a otros. Todo a cambio de un poco más de dinero, se lucran con productos adulterados.
Me parece importante recalcar que sucede en todos los estratos sociales, porque el mal no solo infecta el corazón de un estrato social. Por eso, en algunos casos, hasta compañeros de institución infectados por el mal del pecado, están dispuestos a poner en riesgo a los demás.
Que mi actuar sea siempre un reflejo de tu amor. Regálame el don del consejo, para saber dirigirme a otros si veo que van por mal camino. Y el consejo de la sabiduría para siempre tenerte presente en mi diario vivir, en cada paso, en cada abrazo que doy, en cada palabra de aliento que le brindo a otros.
4. Ayúdame a ganarle la batalla al pecado
Esto no nos escandaliza, porque sabemos que el mal y el pecado existen. Vivimos en una lucha constante, así que no temamos repetir esta oración al Espíritu Santo: «Ven Espíritu Santo… ¡Mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento!».
Vemos y palpamos en carne propia, que cuando falta Dios, que es amor, el poder del egoísmo se torna más fuerte que la solidaridad. La indiferencia más fuerte que el comprender el sufrimiento del otro, la codicia más fuerte que el vivir humildemente, pero con dignidad.
Si no luchamos contra el pecado, crece y se hace fuerte, tan fuerte que ya no nos deja respirar otra cosa que frialdad, rencor, avaricia, odio etc. Que en esta crisis tú saques lo mejor de mí, para demostrarle a todos que con Dios todo es posible.
«Ven Espíritu Santo, enciende en nuestros corazones el fuego de tu amor»
Repitamos una y otra vez esta oración. Pidamos a Dios esa efusión de su Santo Espíritu sobre cada uno de nosotros para que podamos ver lo que está mal en nuestra vida, tengamos la valentía de aceptarlo, la gracia para luchar contra ello y la humildad para pedir ayuda o aceptarla cuando viene.
Todos tenemos cosas que cambiar, todos tenemos que mejorar algo, no nos olvidemos de ello. Pongamos de nuestra parte para que esto que nos está sucediendo nos ayude a ser mejores, y como dice San Pablo, «No se cansen de hacer el bien» (2Tes 3,13).
Para terminar te comparto esta canción de Athenas dedicada al Espíritu Santo y esta oración para que la medites y guardes cada palabra en tu corazón:
Ven Espíritu divino
Manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre,
don en tus dones espléndido.
Luz que penetras las almas,
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo.
Tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego.
Gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma
divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del alma
si tú le faltas por dentro.
Mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo.
Lava las manchas.
Infunde calor de vida en el hielo.
Doma el espíritu indómito.
Guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones
según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito.
Salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.
¡Amén!
Padre Enrique Granados
Capellán de Villa Caritas y San Pedro