La oración: Camino de comunicación

En este tiempo de pandemia, hemos aprendido muchas cosas que nos ayudan para nuestra salud. Creo que hemos recibido muy buenos consejos para poder sobrellevar este tiempo lleno de incertidumbres, de la mejor manera.

Junto con todos esos consejos quisiera recomendar algo que también es fundamental para nuestra salud. Me refiero a la oración.
Primero recordar que la oración es diálogo con Jesús. Es la manera de conversar con Él, de entrar en contacto con el Señor de la vida. La oración es el oxígeno del alma, nos ayuda a poder enriquecer nuestra
relación con quien es nuestro Padre y Creador, y entablar ese diálogo como un hijo lo hace con su Padre. También enriquece nuestra mirada hacia
los demás, porque a partir del encuentro con Dios, aprenderemos a mirar la realidad con los ojos de Dios.

Se me ocurre un ejemplo, así como es bueno aprender un segundo idioma desde pequeños, también el lenguaje de la oración, es bueno aprenderlo desde niños, así lo hablaremos mejor, nos será más fácil y natural aprender a conversar con Jesús, La virgen María y los santos. Es más, si los chicos ven a sus padres rezar, aprenderán con mayor facilidad este lenguaje, porque recordemos que el ejemplo arrastra.

Por eso quisiera recomendarles algo para este tiempo. Que nos demos el espacio para rezar en familia. Puede ser la Eucaristía de los Domingos, una oración al comenzar el día o quizás buscar otro tipo de oración.
Les sugiero algo más, hay una oración muy popular y quizás has oído hablar de ella alguna vez, es el Rosario. Es una oración sencilla, fácil de aprender y se puede rezar en familia.

Un dato, sobre el Rosario. Si bien la tradición refiere a Santo Domingo de Guzmán el propagar y difundir esta hermosa oración, ya desde antes la Iglesia la tenía como una forma sencilla de orar. Consiste en meditar los Misterios de la vida de Jesús de la mano de María, por eso se rezan las Ave Marías mientras se medita los Misterios. (Misterios gozosos, Dolorosos, Gloriosos y los luminosos).

Otro dato importante es que cada vez que la Virgen se ha aparecido (Fátima, Lourdes, Guadalupe, etc.) nos ha exhortado a rezar el Rosario. Y pienso que, si Dios permite que la Madre venga del cielo y nos dé un mensaje, debe ser por una razón muy importante.

Ella no viene a decirnos quién ganará las próximas elecciones o el próximo mundial, sino que Ella ha venido a decirnos algunas cosas y entre ellas está la invitación a rezar el Rosario, por eso creo que vale la pena prestarle atención.

Imagínate que eres fan de Messi, Cristiano Ronaldo, o de un cantante importante, de un actor súper famoso o de Roger Federer. Y resulta que un día tocan la puerta de tu casa y te dicen, oye te busca Messi, o Federer, ese personaje que tanto admiras ha venido a verte, y quiere decirte algo. Creo que cual- quiera de nosotros saldría corriendo a ver cuál es ese mensaje. Bueno algo así ha pasado con las apariciones de la Virgen.

María madre de Jesús y madre nuestra, ha venido desde el cielo a recordarnos algo, a darnos un gran mensaje para nuestro bien. ¡No te parece algo maravilloso!

Por eso los invito hacer el intento de rezar esta oración en familia. A tener ese encuentro con Jesús de la mano de María. Ella nos puede ayudar mucho a sobrellevar este tiempo y lograr, que sea una oportunidad para crecer en la paciencia, la fortaleza, el amor a los demás, y muchas cosas que Ella como Madre quiere enseñar- nos y ayudarnos a vivir en nuestra familia.
Quizás al principio puede costar un poco, pero es natural. Alguno podrá decir que tiene niños pequeños y es difícil rezarlo, pues te recomiendo comenzar poco a poco, quizás con un denario diario y al final de la semana ya habrán rezado un Rosario; o quizás involucrar a la familia haciendo que en cada Ave María o cada Misterio lo ofrezcan por alguien. Todo eso ayuda mucho para que se comprenda que la oración es elevar a Dios nuestro corazón con todo lo que hay en él, alegrías, tristezas, preocupaciones, gozos, etc. Porque recuerda ahí desde lo alto nos viene la ayuda para poder caminar y salir adelante en las diferentes circunstancias de nuestra vida. Ter- mino con este salmo, que es una oración hermosa de confianza en Dios y que quizás les puede ayudar y acompañar en los momentos de mayo fragilidad: “El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién he de temer? Aunque un ejército acampe contra mí, nada temo porque Tú estás conmigo Señor.” (Salmo 26).

Que Dios los bendiga.

Padre Enrique Granados
Capellán de los colegios Villa Caritas y San Pedro

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